por Roberto | Dic 7, 2019 | blog
Una Lectura de Tarot para un compromiso superior
La lectura era para una excelente masajista profesional que desea aumentar el número de sus tratamientos, pero no desea dar a conocer abiertamente la dirección de su consulta (trabaja en casa). Ese miedo la hace ver La Maison Dieu, La torre, como caos.
La Maison Dieu, además de “La Casa Dios”, suena en francés como “El Alma y su Dios”. A la masajista le gusta ver su trabajo como un “masaje del alma” desde la piel y los músculos. No es una abrillantadora de chakras. Ella mete bien las manos en la masa cuando es menester: Te limpia los chakras desde dentro y te sosiega el alma con su maestría.
Durante la consulta me cuenta que tras el masaje, una experiencia que ella cuida con gran detalle a todos los niveles (espacio, olores, sonidos…) para garantizar a cada cliente el contacto con su calma interior, éste siempre manifiesta el deseo de regresar. Pregunto si los clientes vuelven. Ella me responde que con frecuencia tardan mucho. “Normal”, pienso “volver al modo combate cotidiano borra el bienestar del masaje de alma de la memoria… hasta que el dolor lo recuerda”. Triste pero cierto. Yo mismo me reconozco en ello.
La lectura más adecuada al momento se hace evidente al ver la diagonal inferior izquierda que une los arcanos: “Deja hablar al dragón”.
El relato que propongo a su consideración es: Desde tu ojo interior (ese ojo enorme del león: derkein en griego es ver, de donde viene dragón), discierne y decide: cuando el cliente esté en la puerta de tu consulta, feliz por haberle dado la vuelta a su mundo y haber roto la rigidez que le apresaba el alma, propón, si lo ves necesario, la fecha de la siguiente consulta (La Fuerza deja hablar al dragón con su lengua de fuego… como el regulador de un lanzallamas).
Mi cliente respeta tanto a los suyos que siempre ha dejado al sentir de estos la opción de regresar cuando ellos lo decidan. La pregunto si cree que las personas que ha atendido ese mismo día deberían regresar. No tiene dudas. Dice que sí, que en quince días. Todos… No se lo ha recomendado a ninguno. Lo necesitan tanto por el alivio físico como por el bienestar y la apertura a estados y recursos interiores que experimentan durante la sesión.
La masajista tiene naturaleza de líder y no le gusta imponer nada a nadie, como no acepta que se lo impongan a ella. Pero ha reconocido el beneficio de proponer (no imponer) la próxima cita, así facilita a sus clientes un acompañamiento para ayudarles a tratar con estados de sufrimiento físico y emocional que en una sesión sólo pueden aliviarse. Que los clientes reciban la atención que necesitan, sin duda, repercutirá en su beneficio como en el de la masajista.
Mi cliente ha reconocido que su liderazgo puede ser más profundo sin que eso signifique coaccionar a nadie.
Como siempre, una lectura sobre un tema, el trabajo, revela conexiones más profundas animando a establecer conductas más útiles. Mi cliente ha encontrado un punto ciego en su confianza. Ahora se compromete consigo misma a ofrecer sus servicios a cada cliente cuando sienta que este los necesita. Proponer la siguiente cita al acabar la sesión es un acto que, sin duda, fortalecerá su confianza en ella misma y beneficiará a sus pacientes.
por Roberto | Dic 4, 2019 | cursos, blog
EL JUEGO DEL TAROT DE MARSELLA (T.M.) COMO GPS VITAL:
Año 2020: “Usted está aquí”.
Tarot y futuro: realidad y ficción
Todos tenemos imágenes, sentimientos, pensamientos y presuntas certezas de nuestro futuro. El futuro es necesario como ficción. Pero su existencia como relato en el presente no significa su materialización exacta a su tiempo. Ni es así ni hay Tarot que lea eso.
Presente: relato y realidad
El presente también es otro relato que nos contamos. Yo lo veo como el producto de un teatro interior: calibramos nuestro posicionamiento en el mundo repartiendo opciones entre distintos puntos de vista. Así ubicamos el relato del “yo” en el del “mundo”. En el Tarot, esto puede decirse así (y de otras muchas formas):
Propuesta del encuentro
Barajar el Tarot, repartir las cartas, ayuda a descubrir las cartas marcadas de tu puesta en escena: te ayuda a cuestionar qué personaje apoyas en la sombra para que gane. El Tarot no es un método racional. Tampoco mágico. Pero sí es un juego capaz de revelarnos las razones que apoyamos en las sombras para no ser nosotros mismos.
Objetivos
1.- Que percibas cómo, dónde y quién defiende en tu interior posiciones tóxicas. Y frente a quién.
2- Que reconozcas el relato de futuro que sostienes como resultado del drama interior (las opciones que te concedes en el mundo) y puedas intervenir en él con mayor libertad. Es bueno que el relato del futuro sea sano; vivimos mucho tiempo ahí.
Guión
1.- Ejercicios para facilitar el silencio interior.
2.- Elaboración de preguntas correctas.
3.- Momento ¡CHAAAAAAAN!: El Tarot entra en escena.
4.- Elaboración de un mapa personal de acciones prácticas para realizar un relato más satisfactorio.
5.- Objetivo del curso: aprender a poner en duda el “yo” que resulta de apoyar las líneas de guión incorrectas. Aprender a escuchar mejor la representación del teatro interior. Aceptar que “yo” implica a un montón de gente, real e imaginaria. Y todos importan.
Fecha, precio, lugar e info
Sábado 14 diciembre de 2019
Precio: 60€
C/ Cistérniga 7. Valladolid (Junto a Plza. Circular)
Horario: 16:30h a 21:30h
El número máximo de asistentes es de 6. No traigáis más de 22 personajes interiores cada uno (es el cupo del Tarot). Sólo tengo 1412 localidades en el teatro.
por Roberto | Dic 2, 2019 | blog
Asesorado por mi brujo digital de cabecera: “No te encuentro ni sabiendo buscarte” (Gracias, Jose), decidí cambiar el nombre de mi página de Facebook. “Roberto Rodríguez Escuela de Tarot de Marsella” era… excesivo.
Incapaz de pensar un nombre nuevo, busco ayuda especializada en nombres. Barajo, levanto el telón y en escena aparecen los arcanos que has visto arriba. Vuelve a echarles un ojo.
“¿Qué hay ahí?” -pregunto.
IO
Yo
10
1-0
On-Off. Binario. Lenguaje
Oposición Dinámica. Pálpito. Latido.
En mi mente, ahora Casa Dios y Mundo, se dibujan escenarios: Yo no soy. Yo soy contra. Soy por oposición. Y la oposición es la de unos personajes frente a otros que me habitan. Mi viejo tema: el Tarot como teatro. El Teatro interior. Tal iba a ser el nombre original de la página (y el de Cross, mi libro, antes de que el protagonista se saliese del texto y reclamase también la portada, te adjunto la grabación del suceso)
Aquí puedes ver y comprar la criatura
Por eso la página de Facebook vuelve a su origen. 1-0. Tarot Teatro Interior.
por Roberto | Oct 24, 2019 | blog, Sin categoría
Hoy he estrenado el maravilloso tarot Noblet restaurado por Jean Claude Flornoy.
Es un Tarot del estilo de Marsella datado en el año 1650. Indispensable para cualquier fetichista histórico amante de estas perversiones. He barajado los Arcanos Mayores.
-¡Dos cartas!, -me he dicho y le he dicho.
-¡XII-XIII! -ha contestado el mazo.
LE PENDV & LAMORT:
Acostumbrado al Conver de Jodorowsky-Camoin, me ha encantado no poder acudir a mi fichero de significados. En el J-C habría sido esto:
¡Y anda que no tengo cosas que decir sobre eso! Sobre mirar bajo la superfice para descubrir la fuerza que mueve el mundo y moverse a su favor, cortando lo que no vive…
Pero aquí, en el Noblet de Flornoy, a un tipo colgado del revés, completamente impotente, humillado y torturado, se le echa encima un muy satisfecho Sheldon Cooper dispuesto a usar con alegría su descabezadora XXL.
¿Y qué hace el tipo colgado? Le saca la lengua a su muerte y parece que le mueve los dedos en un gesto infantil de burla.
Ñañañañañaaaana
El colgado da la vuelta al miedo que le acecha. Y darle la vuelta al miedo, en el Tarot, es esto:
El miedo se aleja. Se larga a cortar cabezas a otra parte porque se ha caído de la que esta al revés, de la que le da la vuelta al miedo y se ríe en su cara.
…¿Qué le decimos a la muerte en su cara?…
¡Mañaaaaaaana!
por Roberto | Sep 19, 2019 | blog
1.- Si tienes un sistema de creencias, lógico, ontológico o patológico que te funciona, no necesitas aprender Tarot.
2.- Si en tu sistema has encontrado el capítulo que te explica perfectamente a ti, al mundo y a los otros, ¿Para qué ibas a aprender Tarot?
3.- Si necesitas un sistema así, no es el Tarot.
1.- Si eres vidente de nacimiento… ¿Para qué querrías aprender Tarot?
2.- Si eres una encarnación del pasado o un precursor desde el futuro, vete al punto anterior.
3.- Si eres fiel adepto a una escuela de conocimiento tradicional o posmoderna ¡Deja en paz el Tarot! Todos los adeptos quieren mejorarlo, rellenarle los huecos a la luz de su sabiduría tradicional o posmoderna ¡Al punto uno con ellos!
6.- Si no te has dado cuenta de que nos hemos saltado los puntos 4 y 5 es que te has pasado de frenada vidente, y si te has dado cuenta y lees lo que he subido allí a los archivos de los registros akhásicos… ya sabes a qué punto te lleva eso.
1.- Si temes poner en duda tu sistema lógico, ontológico etc., pero lo haces porque le han salido huecos que obligan a tu alma a caer en ellos como la lengua en el espacio del diente roto, tienes sitio para aprender Tarot.
2.- Si todos los sistemas te sirven para encontrar trazas de ti, del mundo y de la relación con los otros, pero ninguno es perfecto; si el pegamento que los une es una ausencia con tu nombre… estás aprendiendo tarot.
3.- Si no necesitas encontrar el sistema perfecto para explicar la realidad, predecirla y postdecirla, es que dentro de ti la ficción tiene espacio para leer el Tarot.
1.- Si la baraja te ha seducido con su ritmo diabólico y su olor a vicio y santidad; si el vértigo al mirarla danzar entre los dedos te vacía de tu presencia, presa y por aprender en los abismos caóticos entre los naipes al mezclarse… estás aprendiendo Tarot.
2.- Si antes, creyendo que lo conocías y no podía engañarte, lo rechazabas por completo y ahora ya no puedes y te atrae el engaño con una certeza inexplicable, estás aprendiendo Tarot.
3.- Si no necesitas adherirte a más escuela que a la contemplación sagrada de tus ausencias que te rebosan el alma y la baraja, estás aprendiendo Tarot.
por Roberto | Sep 12, 2019 | blog
De la adivinación del futuro, la naturaleza de la creencia y el coraje.
Leer el tarot significa que, con frecuencia, recibes llamadas de gente que desea conocer su futuro perfecto de indicativo para saber qué, o qué no, les va a pasar. Ganar o perder. Rojo, par y pasa. O aún mejor; algunas personas llaman para saber cómo les va a ir a otros “¿Me querrá?”, “¿Se va a curar?”, “¿Va a vender el piso?”, “¿Aprobará la oposición?”.
Yo no leo eso en una baraja. Me parece incorrecto, sucio y absurdo. Lo comparo con el censor capaz de leer y anticipar un escándalo en un beso inocente, o con el biólogo que en vez de la evolución, fuerza en la naturaleza la lectura de su dios fijo.
Quienes me llaman para leer futuros, obviamente sufren, y configuran lo mejor que saben el mapa de su alivio apostando a rojo o negro en un futuro perfecto en el que sólo se conceden ser sujeto paciente. La mayoría afirma no creer que se pueda leer el futuro, pero quieren pagar y reservarse después si creen o no. Equivocan el juego con tanto candor como riesgo. Del todo. Confunden las canicas con la ruleta rusa:“Voy, te pago para que me leas el futuro, y si no me gusta lo que me dices, no te creo”. Es como decir: “Me tatúas lo que yo quiero en los brazos y en las manos, sin que yo te lo diga, que así cualquiera puede, y luego si no me gusta, no lo veo”.
Elegir creer no es gratis.
Elegir lo que crees sólo puede ser el resultado de perseverar en el arte de dudar. Y lo primero que eso enseña es que ser dueño de las propias creencias (creer o descreer a voluntad) es un trabajo muy valiente y riguroso que no acaba nunca. A caballo entre la lógica más precisa y la magia. Ay es ná.
La creencia no es sin esfuerzo. Propio y ajeno. Toda la historia con sus fantasmas, toda la cultura con sus monstruos, sus héroes, sus dioses y demonios empujan como tsunamis desde atrás y desde el futuro, desde arriba y desde abajo. Aprendemos a hablar en las palabras de otros, a pensar en los mapas imaginarios que otros han explorado y cartografiado. Sacamos nuestro futuro de esas palabras y esos mapas.
Y nuestro pasado. Y nuestro presente.
Y nuestros miedos y nuestras esperanzas.
La memoria de nuestra propia identidad y del mundo se forma en un paisaje compartido, repleto de presencias (y pasadencias, y futurencias). El yo es un fantasma entre fantasmas hecho de fantasmas, de creeres; un artículo de fe.
Veo la fe como el superdeportivo de la memoria; atraviesa sus paisajes a una velocidad tan intensa que los borra; no importan, sólo cuenta ella, la experiencia absorbente de conducir. Nadie siente la necesidad de mirar el paisaje de su creencia. Es como si no existiera de tanto que lo hace. ¿Quién duda de la gravedad? Hasta Newton nadie, que yo sepa.
La razón, por otro lado, es el enjaezado borrico que avanza paso a paso, con tozuda dialéctica, ocupando su espacio en el esfuerzo de alcanzar su perfecta zanahoria recortada contra el horizonte. Tampoco ve el paisaje, sólo le concierne la parte definida y absorbente que le dibuja su hambre.
Si pagas por un futuro se te va a colar en la memoria, se mezclará y disimulará con lo que encuentre, y se comparará con todo lo que te pase, buscándose. Poseerá tu mirada, y dentro de ti nada de lo que pasa es mentira. Elegir creer, o no creer, no es gratis. Y si pagas a otro, no puedes no comprar.
El yo (también) es inercia.
La persistencia de la memoria. Dalí 1931
La inercia de “yo” (donde el futuro es una magnitud esencial) no se cambia sin un esfuerzo constante y colosal. En el fondo creo que no se cambia. No creo que podamos oponer una fuerza eficaz a los millones de caballos de empuje de milenios de cultura y genealogía. De gramática y lenguaje. Opino que, eso sí, podemos aprender a enfocar el mapa desde otras perspectivas, relacionarnos distinto con los fantasmas, y eso marca la diferencia entre lo tóxico y lo nutritivo, y eso, de paso, revela que nada es para siempre, y menos en el país del yo.
Creo que somos naturalmente devotos, criaturas de fe, y sólo voluntariamente escépticos, sujetos inteligentes. La naturaleza no se para a pensar. No duda. Creo que al auténtico místico no es el que se baña en su creencia sino el que ya no se hiere dudando. Creo que el místico que no duda no es un místico sino un fanático.
¿Cómo explico esto a quien quiere que le adivine su futuro con mis cartitas?
Con un enorme respeto hacia su sufrimiento, hacia cómo lo expresa, y reconociendo mi incapacidad para ayudar a todo el mundo. No puedo dar a nadie la certeza de un futuro cuando mi propia fe, antes o después, me obliga a cuestionar toda certeza y a equivocarme con frecuencia de montura, paisaje, predicado y hasta sujeto. Y para eso uso el tarot, el teatro de bolsillo de mi memoria, mi juego de mesa de estrategia, mi mapa para invadir mi memoria y el mundo.
Yo puedo ayudarte a reparar en tu paisaje descansando un rato del burro o del bugatti. Puedo ayudarte a aclarar tus elecciones como voz en off ante un tarot desplegado, jugando a que interpretamos ese paisaje e inventemos caminos. Pero sólo tú tienes el coraje para ser tú. Nadie puede ser por ti en tu ausencia. Ni siquiera el futuro.