Una Lectura de Tarot para un compromiso superior
La lectura era para una excelente masajista profesional que desea aumentar el número de sus tratamientos, pero no desea dar a conocer abiertamente la dirección de su consulta (trabaja en casa). Ese miedo la hace ver La Maison Dieu, La torre, como caos.
La Maison Dieu, además de “La Casa Dios”, suena en francés como “El Alma y su Dios”. A la masajista le gusta ver su trabajo como un “masaje del alma” desde la piel y los músculos. No es una abrillantadora de chakras. Ella mete bien las manos en la masa cuando es menester: Te limpia los chakras desde dentro y te sosiega el alma con su maestría.
Durante la consulta me cuenta que tras el masaje, una experiencia que ella cuida con gran detalle a todos los niveles (espacio, olores, sonidos…) para garantizar a cada cliente el contacto con su calma interior, éste siempre manifiesta el deseo de regresar. Pregunto si los clientes vuelven. Ella me responde que con frecuencia tardan mucho. “Normal”, pienso “volver al modo combate cotidiano borra el bienestar del masaje de alma de la memoria… hasta que el dolor lo recuerda”. Triste pero cierto. Yo mismo me reconozco en ello.
La lectura más adecuada al momento se hace evidente al ver la diagonal inferior izquierda que une los arcanos: “Deja hablar al dragón”.
El relato que propongo a su consideración es: Desde tu ojo interior (ese ojo enorme del león: derkein en griego es ver, de donde viene dragón), discierne y decide: cuando el cliente esté en la puerta de tu consulta, feliz por haberle dado la vuelta a su mundo y haber roto la rigidez que le apresaba el alma, propón, si lo ves necesario, la fecha de la siguiente consulta (La Fuerza deja hablar al dragón con su lengua de fuego… como el regulador de un lanzallamas).
Mi cliente respeta tanto a los suyos que siempre ha dejado al sentir de estos la opción de regresar cuando ellos lo decidan. La pregunto si cree que las personas que ha atendido ese mismo día deberían regresar. No tiene dudas. Dice que sí, que en quince días. Todos… No se lo ha recomendado a ninguno. Lo necesitan tanto por el alivio físico como por el bienestar y la apertura a estados y recursos interiores que experimentan durante la sesión.
La masajista tiene naturaleza de líder y no le gusta imponer nada a nadie, como no acepta que se lo impongan a ella. Pero ha reconocido el beneficio de proponer (no imponer) la próxima cita, así facilita a sus clientes un acompañamiento para ayudarles a tratar con estados de sufrimiento físico y emocional que en una sesión sólo pueden aliviarse. Que los clientes reciban la atención que necesitan, sin duda, repercutirá en su beneficio como en el de la masajista.
Mi cliente ha reconocido que su liderazgo puede ser más profundo sin que eso signifique coaccionar a nadie.
Como siempre, una lectura sobre un tema, el trabajo, revela conexiones más profundas animando a establecer conductas más útiles. Mi cliente ha encontrado un punto ciego en su confianza. Ahora se compromete consigo misma a ofrecer sus servicios a cada cliente cuando sienta que este los necesita. Proponer la siguiente cita al acabar la sesión es un acto que, sin duda, fortalecerá su confianza en ella misma y beneficiará a sus pacientes.